sábado, 20 de enero de 2007

El reloj de las palabras

Y el tiempo va pasando, y, sin quererlo, se mide en las palabras. Y lo que antaño fue un estoy, paso a paso se va convirtiendo en un he estado. Y continua mudando, poco a poco o velozmente, dependiendo, hasta que un día te escuchas un estaba. Aun así cuando realmente eres consciente, cuando eres capaz de echar la vista atrás con perspectiva, es cuando, casi sin darte cuenta, pronuncias el estuve.

Enamorado, digo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joer, no sé que decir, pq nada de lo q se me ocurra podrá expresar lo que me gustó esta entrada

Noticias de otro costal