lunes, 5 de febrero de 2007

Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Hay veces que me encuentro con mi Mr. Hyde cara a cara. Es duro, porque representa todo lo que soy y evito ser. No es que me avergüence de lo que soy, ni mucho menos, es que hay partes de mí con las que estoy profundamente en desacuerdo (sin necesidad por ello de sufrir una crisis de personalidad ni nada parecido).

Mi Mr. Hyde tiene prejuicios, prejuicios estúpidos e impersonales, como todos los prejuicios. Prejuicios que con el paso del tiempo he conseguido transformar en discriminación positiva, pero no por ello dejan de ser prejuicios. Prejuicios que, en definitiva, me impiden comportarme con naturalidad y me llevan, a veces de forma burlesca, a expresarme con una "sobrenaturalidad" cuando menos ridícula.

Y es que manda huevos que, pese a lo que opino, todavía tengan tanto peso en mí unas convenciones sociales a las que soy racionalmente contrario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No podemos evitar (o si, pero no lo hacemos) hacer una clasificación social para desenvolvernos mejor. Con los estereotipos decidimos a q grupo acercarnos en clase, en la calle... "con los pijos no q son superficiales, con..." Además está el hecho de q nosotros mismos nos comportamos acorde a ese estereotipo para diferenciarnos de los otros grupos, para aumentar nuestra autoestima, etc.. como de pekeña no era de las "ricas" q tenian todas las muñekas, era de las imaginativas q tenian 2 , atribuyendo a las otras menos imaginación para aumentar mi autoridad frente a ellas...supongo q este tipo de actitudes las repetimos inconscientemente siempre, haciendonos prejuiciosos "involuntarios"
Pero nose, e.

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