martes, 1 de julio de 2008

Los gnomos del recuerdo

Un día, viajando como de costumbre, el joven aprendiz de todonada se encontró un frondoso bosque. En su linde, antes de entrar en la verde espesura de árboles y arbustos, se podía leer en un cartel grande de madera tallada: Bosque del Pensamiento.

Muchos años más tarde el joven aprendiz de todonada, ya convertido en anciano aprendiz de todonada, me contó que allí conoció de la existencia de los gnomos del recuerdo. Éstas eran unas curiosas criaturas siempre atentas a lo que acontecía en el bosque y en sus alrededores. Miraban, observaban y estudiaban todo lo que ocurría, y cuando algo les llamaba la atención tenían la capacidad de guardarlo para poder volver a disfrutarlo en otro momento.

Cuando un gnomo presenciaba uno de esos acontecimientos creaba una vasija de barro y en ella pintaba el momento: un beso, una fiesta, una discusión con un amigo, una ciudad a la que fuiste de viaje, un libro... Después, dependiendo de la intención de rememorar ese momento, guardaban la vasija en uno u otro lugar del bosque. Así, las vasijas guardadas en madrigueras o en el tronco de un árbol viejo de dificil acceso eran recuerdos muy profundos u olvidados que pocas veces saldrían a la luz, mientras otras que estuviesen en las ramas de los árboles o encima de una piedra cualquiera eran accesibles y habitualmente consultadas.

Un día se me ocurrió preguntarle al ya anciano aprendiz de todonada por qué lo dibujaban en vasijas, si éstas luego quedaban vacías. El anciano me miró asombrado y preguntó: ¿No has entendido nada? En su interior las vasijas guardaban sentimientos y emociones.

No hay comentarios:

Noticias de otro costal